El mejor regalo de San Valentín: yoga en parejas.

¿Hartos de San Valentín? ¿No sabéis qué regalar? Pasa de las flores y los bombones, agarra a tu personilla preferida y  conecta con ella a través de una sesión de yoga en parejas. Es un regalo barato, único y que te sale del corazón.

Si todavía no has probado el yoga en parejas, aquí tienes tres razones que te ayudarán a animarte a practicar juntos el día de San Valentín:

1. Te permite comunicarte a un nivel físico más profundo. Sientes el cuerpo de tu pareja, notas su calor, su respiración. Es soplo de aire fresco en tu relación. Todos sabemos que pasadas las emoción de los primeros ¿meses/años? lo difícil es no caer en la monotonía. Descubrirás una faceta distinta de tu pareja. 

2. Vuelves a conectar mentalmente con tu pareja. El día a día está lleno de distracciones y a menudo olvidamos el porque hemos elegido estar juntos. Este es un tiempo que os dedicáis mutuamente alejados de las preocupaciones y responsabilidades diarias. 

3. ¡Os sentiréis f*** good! Te sorprenderás si no practicas regularmente como tu cuerpo agradece un poco de acción. Estiraras músculos que no sabias ni  que existían. Y si practicas asiduamente alucinarás de hasta donde puedes llegar con la ayuda de tu media naranja. Ya sabes, con ayuda todo es más fácil.
Me gusta pensar que el yoga en parejas es una combinación perfecta de ejercicio físico y empatía. Durante la sesión se produce una comunicación a nivel mental, físico y emocional. Igual que no quieres defraudar a  tu pareja, tú no quieres que te dejen caer, literal ni metafóricamente. En la vida tenemos muchas veces esa sensación y de tanto repetirse llega un momento que el dolor físico y emocional desemboca en que tu pobre corazoncito se hace chiquitito.

Piensa que igual que en las relaciones, la práctica de yoga en pareja, se caracteriza por el compromiso, la toma de decisiones arriesgadas y la confianza a distintos niveles el uno del otro.

Al practicar con alguien al que amas ahondas en la conexión empática entre ambos. Además incluyes un elemento divertido en tu práctica. Después del sexo quizá reírse con tu partenaire sea de las cosas más placenteras que podemos compartir.

Te propongo una secuencia de cinco asanas  para que no sólo experimentes un profundo estiramiento en tus músculos sino también para avivar esa conexión especial que tienes, y a veces se te olvida, con tu otra mitad.
«Contigo todo es más fácil, pichón»
1.Utkatasana o la silla.
El poder de la reciprocidad. Si tú no puedes, yo no puedo y al revés. En la postura debes trabajar en equipo y al apoyar a tu pareja la haces más fuerte igual que al ayudar, tú te haces más generoso. La clave es empujar con tu espalda la espalda de tu pareja e ir bajando al unísono caminando con los pies para mantener las rodillas encima de los tobillos. No podrás bajar más de lo que tu pareja pueda y deberéis subir los dos juntos u ¡os caeréis los dos!

Esta postura se puede mantener por tanto tiempo como podáis los dos y siempre que sea un intercambio igualitario de dar y recibir. 



«¿No me soltarás, verdad?»


2.Adho Mukha o el perro cabeza abajo: la confianza.

Esta es una variación para todos los públicos y condiciones físicas. De frente  agarrándoos por los brazos flexionaros desde la cadera y caminar con los pies hasta que estiréis la espalda completamente. La gracia está en  estirar la espalda a tu compañero no en arrancarle los brazos. Juega a encontrar el punto de equilibrio entre abandonar tu peso dejando que la cadera vaya en dirección contraria a tu cabeza y seguir haciendo fuerza  con tus pies para no arrastrar a tu pareja. Cuando queráis salir de la postura haz una señal con la mano en el brazo de tu compañero e ir caminando el uno hacia el otro desenroscando la espalda. Cuando lleguéis arriba miraros a los ojos. Seguro que notareis una ola de calor que os recorre el cuerpo.


«Aquí me tienes para lo que haga falta»
3.Natarayasana
Esta asana se basa en el compromiso, en crear una base estable para ayudarse mutuamente para crecer juntos como pareja.
De frente extender el brazo derecho y presionar palma contra palma. Sujeta con la mano izquierda la parte exterior del pie izquierdo. Extender las piernas atrás y hacia arriba al unísono. Si no os sincronizáis perderéis el equilibrio. Recordad hacer el otro lado.
Si perdéis el equilibrio no os enfadéis el uno con el otro. Sólo significa que tenéis que seguir trabajando.


«Los dos juntos podemos superar cualquier cosa»
4.Navasana : la fortaleza.
Ideal para estirar los isquiotibiales así como fortalecer tu abdomen.
Sentaros enfrente uno del otro con las rodillas flexionadas. Cogeros de las manos y elevar una pierna primero y luego otra. Es más fácil que si intentas elevar las dos a la vez. Recuerda que no podrás estirar las piernas más de lo que los isquiotibiales de tu compañero le permitan porque corres el riesgo de romperle.
Una vez que hayáis estirado las piernas concentraros en activar vuestros abdominales para no redondear la espalda. Piensa que quieres acercar tu pecho hacia el de tu amad@. Miraros a los ojos: encuentra la fuerza en tu pareja para mantener la postura más tiempo.
«Ahora me arrepiento de tener las piernas tan largas»
5.Pachimotanasana o la pinza: la rendición.
Desde Navasana,  flexionad las rodillas, bajad las piernas y plegaros hacia delante volviendo a hacer una respiración abdominal. Tiraros mutuamente de los brazos suavemente para alargar vuestras espaldas desde las lumbares. Con los ojos cerrados intentad adivinar cuando respectivamente pedís profundizar en la flexión hacia delante. Permaneced unas cuantas respiraciones y soltad las manos para estirar la columna.
Miraros a los ojos y regalaros una sonrisa. Hacéis un gran equipo.
Terminar la sesión apoyando espalda con espalda con las piernas cruzadas en una postura lo más cómoda y en completo silencio intentar escuchar vuestros corazones. Quizás, en silencio,podáis escuchar el corazón del ser humano con el que compartes tu vida. Siéntete agradecido por ello.
¿Cuáles son tus planes yógicos para San Valentín? ¿Alguna asana que practiques con tu pareja? Cuéntanoslo. Si Cupido te ha clavado sus flechas yógicas, comparte el post.

1 comentario en “El mejor regalo de San Valentín: yoga en parejas.”

  1. Curiosamente, en una clase de Yoga en parejas, me di cuenta de que un ex-novio no era para mí… Las experiencias que he tenido con mi actual pareja en este tipo de clases han sido súper enriquecedoras y me he dado cuenta que la confianza es una parte muy importante. También he tenido oportunidad de hacer esta fascinante práctica con personas que no conozco: he llegado sin compañero o compañera a una sesión y siempre hay alguien que llega en el mismo plan. Es increíble ver cómo el ego se reduce para hacer un verdadero trabajo en equipo. De las posturas que ejemplificaste, Navasana es de las que más retos implica. Un abrazo!

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