Ahimsa en el día a día

La sensibilidad (ahimsa) es la más importante de las naturalezas. Para poder sobrevivir, ser consciente de tu propia existencia, evolucionar… Necesitas sensibilidad.

Ahimsa en la vida cotidiana 2

La sensibilidad es vital para tus células, que emana del consciente, y, por tanto, de Yoga, ahimsa. Esto es fácilmente accesible, íntimo y bueno. Es el positivismo en sí mismo. Ahimsa no requiere de ningún no de cualquier moral tradicional, autoritaria o, simplemente, cualquier juicio exterior.

Ni siquiera es algo que requiera de mucho trabajo, simplemente es permitirle a la sensibilidad que funcione, para que te puedas percatar de lo que pasa a tu alrededor.

Cada parte de tu cuerpo actúa en función de lo que percibes, de la información que recoge del exterior. De lo contrario, se degenera y muere.

Tu vida, tu camino, todo aquello que haces depende directamente de tus sentimientos y tu capacidad de discriminación entre lo que es beneficioso y es corrosivo. La práctica de yoga saludable y satisfactoria depende totalmente de esto.

¿Cuándo te acuerdas de tus tobillos o muelas? Normalmente cuando te duelen o molestan avisándote de que algo va mal y puedas actuar en consecuencia.

AHIMSA EN LA VIDA COTIDIANA 3

Un cuerpo sano se comunica con sensaciones sutiles y silenciosas que permiten que puedas fluir en la vida realizando multitud de actividades sin la interferencia de demasiadas sensaciones densas o intensas. Coherentemente, una práctica avanzada de yoga no es una práctica más intensa, con más sensaciones, sino con menos sensaciones más saludables. Depurando el proceso de lo que hay que hacer y lo que no. El poder de sensibilidad es frecuentemente subestimado y dificultado por la gran mayoría de las actividades culturales que efectuamos, no menos aquellas que suelen llamar yoga. Habitualmente se anteponen metas idealizadas sobre el cuerpomente, sobre la vida en sí, desde especulaciones y fantasías ambiciosas, individuales o colectivas, consciente o inconscientemente. Ambiciones que son en gran grado expresión de miedo, de un sentido de insuficiencia, cuya compulsión insensible genera entre otras cosas el estado crítico del planeta.

Volviéndonos más directa y honestamente sensibles a las sensaciones generadas por el cuerpo, éstas se van volviendo más claras e inequívocas y podemos permitirles ser la guía, para ir adaptando nuestras acciones de modo que éstas se vayan volviendo más integradas, nutritivas y satisfactorias.

 

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